Me encuentro suspendido aquí,
donde el tiempo transcurre
un poco más lento,
el breve instante en que el sol
termina de quemar esta
tierra nuestra;
reduce lo anterior al colapso
definitivo;
lo que fue procederá a nunca volver
y el porvenir sucede ante el mirar;
la despedida se interrumpe
con los dolientes graznidos
de un ave;
ha quedado colgando entre las
tablas del muelle;
todo en rededor arde, se acelera;
el cielo teñido de rubor
comienza a ser invadido por la
lobreguez tropical;
graznidos abandonados de vida
cruzan la isla;
ahora oscurece, no hay graznidos,
no estoy;
es el momento de la noche.