Si me pongo a enumerar
los interminables multifamiliares
de esta ciudad caída,
podría hablar de los imposibles soñados.
Concreto ausente de melodía,
invade con luces de neón
la persecución de mi retrato,
obligado a la recriminación
parto a otros territorios,
en que no haya gris
y el carnaval suceda.