Será porque siento su resguardo
aún latiente en la garganta;
porque a cada paso que doy
sigue siendo la muralla,
atemporal con su breve balcón
donde aún se acumulan
las incansables hojas
de un otoño perdido,
será por la luz que nunca
dejaba de recibir
que aún lo habito en sueños,
y cuando despierto,
sigo esperando que su
mañana me invada,
aunque ya no esté,
aunque ahora solo acumule polvo.