Otro Breaking Bad. El próximo martes termina una de las series televisivas de mayorrating en su género, con mayores cargas de mala sangre, angustia, temor, histrionismo barato y sobreactuaciones ofensivas, seguidas de reacciones atemorizantes de turbas que corean y aclaman al peor de los personajes. Los próximos seis días mantendrán al mundo en suspenso, episodio tras episodio, en espera de la difusión del desenlace. Este final despierta ya más expectativas que las que en su momento pudieron alentar los de Los Soprano o de Lost. Y por supuesto que nadie espera ahora uno de la calidad del celebrado remate de The Wire. Pero ni el atractivo morboso que pueda llegar a tener la todavía no vislumbrada conclusión de House of Cards podría aspirar a competir con la capacidad de convocatoria a que apunta la emisión nocturna de este ocho de noviembre. Y es que, en su vertiginosa ruta hacia su punto más alto de...
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