miércoles 17 abril 2024

Entre sodas y refrescos. Traguitos de recuerdos: una caricia al corazón

por etcétera

Sin importar si tenemos 8 años o tenemos 80, para muchos de nosotros dar un trago de nuestro refresco favorito significa disfrutar enormemente mientras cerramos los ojos para sentir la frescura en la garganta.

Pero la diferencia entre el niño y el viejo es que a este último cada traguito le trae recuerdos: fiestas juveniles jugando a la botella, bebidas compartidas con un antiguo amor en una encantadora fuente de sodas o, siendo niño, ir a la tiendita a comprar un refresco que costaba un peso.

Contra lo que quizá muchos de los más jóvenes crean, beber refrescos no es una costumbre que México importó de otros países, particularmente Estados Unidos. En lo absoluto.

En Entre sodas y refrescos. Traguitos de recuerdos, su más reciente libro, el periodista Marco Levario Turcott nos deja muy en claro que las dulces bebidas han gustado al mexicano durante siglos y que la industria de bebidas carbonatadas ya tenía fuerte raigambre en nuestro país desde mucho antes que llegara aquí la Coca-Cola. Naturalmente, las maravillosas aguas frescas son las antecesoras, en México, de la pujante industria refresquera que tanto contribuye a la economía de nuestro país.

El lector se informará sobre la interesante conexión entre los jarabes medicinales y los refrescos de sabores, pues hubo algún tiempo en que fueron una y la misma cosa. Sí: durante varias décadas (tanto en América como en Europa) las boticas fueron también fuentes de sodas, pues algunos medicamentos “milagrosos” resultaron tan sabrosos que agregarles agua gasificada para convertirlas en refresco fue un paso natural.

El lector conocerá el dato sobre la primera bebida gasificada en el mundo, creada en Alemania. Sabrá sobre tapas, tapones y corcholatas. Sobre botellas, latas, etiquetas y frases publicitarias. Y, como tiene que ser, encontrará un capítulo completo dedicado a la rivalidad más famosa del mundo: la Guerra de las Colas.

Leerá, quizá por vez primera, que hubo un tiempo en México en que los refrescos fueron considerados parte de la canasta básica y no el enemigo público de la salud en que recientemente se han convertido.

El autor nos trae anécdotas deliciosas, pero también, como impone su trayectoria de analista, entra en el terreno de la reflexión económica, política y sanitaria, ámbitos en los que los refrescos tienen mucho que ver.

Marco Levario Turcott sostiene que las sodas, los refrescos o bebidas carbonatadas son parte indisoluble –aunque pequeñísima, es verdad— de nuestras vidas, desde hace varias generaciones.

Este libro es un burbujeante repaso por el origen, los datos más interesantes y la historia general de los refrescos en el mundo y en México.

Pero sobre todo, es un homenaje a lo que los refrescos significan para nuestro corazón.

Adquiere Entre sodas y refrescos. Traguitos de recuerdos. 

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