viernes 29 marzo 2024

Célebres imágenes falsas

por Juan Manuel Alegría

Se puede mejorar la realidad o mentir sobre un hecho, como en la famosa foto del presidente español Felipe González que manipuló la agencia EFE: el mundo vio a González bajar unas escaleras tranquilamente acompañado por varias personas, pero ya no pudo ver a Carmen Romano, la primera dama rodar por esas mismas escaleras porque la agencia cortó la foto. Para los códigos deontológicos estas acciones constituyen problemas éticos.

No es inusual que un medio incurra en un error con fotos trucadas del tipo de la que circuló en julio pasado, donde se ve al Papa muy atento en los atributos pectorales de la modelo Vicky Xipolitakis en la visita del prelado a Uruguay. Un truco de la computadora, donde al creador del montaje se le pasó eliminar una mano y un torso entre la chica y Francisco.

Los fotógrafos argumentan que buscan el ángulo que mejor ofrezca la verdad del hecho que quieren mostrar, pero esta búsqueda y realización que atrae al público es cuestionada por la ética; un cineasta está justificado al usar las técnicas de fotografía para logra los efectos deseados, pero el fotógrafo de prensa no lo está.

Cuando ha ocurrido una manipulación en una foto, un medio serio toma medidas a veces drásticas, como en el caso del fotoperiodista mexicano Narciso Contreras. El también ganador del Premio Pulitzer, en enero de 2014 fue despedido por la Associated Press. El motivo fue que confesó haber alterado una fotografía tomada meses atrás, en septiembre de 2013, cuando cubría un enfrentamiento entre milicianos rebeldes y el ejército en Siria.

Por un error u olvido, un compañero del mexicano no recogió una cámara de video cercana al personaje fotografiado, después, con la computadora, Narciso clonó rocas en su lugar. Las rígidas normas de las agencia tienen prohibido modificar las imágenes, por lo que acusó al fotógrafo de violar los estándares éticos y por ende lo despidió. Hay que aclarar que la agencia revisó casi 500 fotos de Contreras publicadas con anterioridad y en ninguna más encontró una anomalía.

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Alejandro Piscitelli, investigador de la Universidad de Buenos Aires, citado por José Manuel Burgueño en Los renglones torcidos del periodismo, augura cosa peores:

“Hoy no se puede saber si una foto fue foto o no, y dentro de cinco años será indistinguible. Se podrá fabricar cualquier imagen que dará sustento a una noticia falsa. Esta posibilidad era impensable. Así se erosionará la noción de credibilidad que los medios despiertan en el público, pero no por una actitud periodística sino por una cuestión tecnológica de simulación, porque se habrá cruzado la frontera entre realidad-sueño, realidad-imaginación, realidad-simulación. […] Los medios mienten tanto que uno cree que hasta la verdad es mentira”.

 

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