jueves 28 marzo 2024

Zabludovsky y los tres Azcárraga

por Fernando Mejía Barquera
Etcétera

Hace una semana, el 2 de julio, falleció Jacobo Zabludovsky, probablemente el decano de los periodistas mexicanos en ese momento —él reclamaba ese título—, tras una carrera profesional de 72 años que incluyó cuatro etapas: en la primera picó piedra hasta llegar a convertirse en un sólido conductor de televisión a las órdenes de Emilio Azcárraga Vidaurreta; en la segunda fue el periodista más poderoso del país como hombre de confianza de Emilio Azcárraga Milmo; en la tercera, con Emilio Azcárraga Jean al mando de Televisa, su poder menguó a tal grado que prefirió abandonar el consorcio. La cuarta la vivió fuera de Televisa y se caracterizó por un intento de conversión hacia un periodismo con matices “críticos” como el que nunca practicó antes.

Periodista decano

Nacido en 1928, Jacobo Zabludovsky habría publicado en 1943 su primer texto periodístico, según le platicó a José Luis Martínez S. (MILENIO Diario, 3 de julio de 2015). Dos años después obtuvo su licencia de locutor y en 1946 ingresó a Radio Continental como redactor de noticias. En 1947 pasó a la XEX, donde fue subjefe de noticieros, y en 1950 llegó al Canal 4 como redactor del Noticiero General Motors.

En ese canal, propiedad de Rómulo O’Farril, fue jefe de continuidad y jefe de producción. De 1954 a 1962 fue conductor del Noticiero General Motors; para entonces ya se había realizado la fusión de los canales 2,4 y 5 que dio origen a Telesistema Mexicano, antecedente de Televisa. Entre 1965 y 1970 combinó cargos administrativos y periodísticos: director de Televisoras de Provincia; conductor de Su diario Nescafé; asistente de Emilio Azcárraga Milmo y Rómulo O’Farril Jr. También condujo la revista matutina Hoy mismo.

Salto a la fama

En esa primera etapa no fue propiamente un periodista ligado a la información política. Se le recuerda más por sus coberturas de lanzamientos espaciales desde Cabo Cañaveral, durante el primer lustro de los años 70, en compañía de Miguel Alemán Velasco.

En aquellos años la línea editorial de los noticiarios no la definía Telesistema Mexicano, sino periódicos, como Novedades o Excélsior, que transmitían noticiarios en la tv; sin embargo, en 1969, Emilio Azcárraga Milmo —ya con gran peso en la compañía (su padre moriría en 1972)— decidió que la empresa tendría más influencia política si contara con un departamento de noticias y manejara su propia línea editorial.

En noviembre de 1969 se fundó la Dirección General de Información y Noticieros de Telesistema Mexicano, con Miguel Alemán Velasco como estratega y, meses más tarde, en septiembre de 1970, dio inicio 24 Horas, con Jacobo Zabludovsky como figura institucional. El nuevo noticiario fue básico para fortalecer la peculiar relación entre el gobierno y la empresa de la familia Azcárraga: legislación y política favorable para la expansión de Telesistema —y luego de Televisa—, por parte del gobierno, a cambio de promoción para sus políticas en los noticiarios de la empresa. Ambos cumplieron con creces su parte. Zabludovsky saltó a la fama y también al terreno de la información política donde ganó admiradores y detractores.

Nueva simbología

Cuando en 1997, a la muerte de su padre, Emilio Azcárraga Jean asumió la presidencia de Televisa entendió que si la empresa quería mantener su influencia en el sistema político debía tener capacidad para establecer alianzas con diversas fuerzas políticas, no solo con el PRI (ya se percibían los aromas de la alternancia). Por lo tanto, no debía declararse soldado de ningún partido —como lo hizo Azcárraga Milmo en el caso del PRI—, y para ser creíble eran necesarios un nuevo discurso y cambios en la simbología.

Jacobo Zabludovsky y 24 Horas eran símbolos de la vieja Televisa. El 19 de enero de 1998 el noticiario llegó a su fin y su conductor enviado a Cablevisión para conducir un modesto noticiario nocturno. En marzo de 2000, Jacobo Zabludovsky renunció a Televisa aprovechando la coyuntura que abrió la salida de su hijo Abraham.

Difícil conversión

El 3 de septiembre de 2001, reapareció en los medios para conducir el noticiario De una a tres en la emisora 690 AM del Grupo Radio Centro. Allí intentó una conversión: pidió a sus reporteros que le dijeran Jacobo y lo tutearan (nada de licenciado se permitió criticar al gobierno y hablar bien de políticos de izquierda como López Obrador; en su columna de El Universal, donde también colaboró, contó anécdotas y escribió sabrosas crónicas.

Incluso cuestionó al duopolio televisivo y a la ley Televisa porque los conversos tienen que radicalizarse para intentar ser creíbles. Algunos le creyeron, otros no. La conversión no es fácil cuando lo que se hizo antes tuvo una importancia y un peso que las nuevas acciones no consiguen alcanzar. Si no que lo diga Manuel Bartlett, a quien la caída del sistema en 1988 no le permite ser creíble en su conversión hacia la izquierda.


Este artículo fue publicado en Milenio el 09 de Julio de 2015, agradecemos a Fernando Mejía Barquera su autorización para publicarlo en nuestra página

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