jueves 28 marzo 2024

1.7 Billones para ganar una elección

por Ricardo Becerra Laguna

¿Se puede discutir, analizar al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF-2024) como si se tratara de un ejercicio estrictamente técnico? ¿Es concebible ponderar “lo bueno” sopesándolo con “lo malo” como en una báscula bien calibrada? ¿Es admisible ese tipo de “objetividad”? Creo que no. 

El presupuesto es un instrumento de política y no es verdad que los positivos compensen a los negativos. El presupuesto para el siguiente año tiene un contenido, un sentido y un propósito que, en lo que a mí corresponde, jamás había visto: un presupuesto diseñado para ganar una elección, en una de las operaciones estatales más desmesurada de que tenga memoria. 

Pero antes, veamos los dichos y las cifras que presenta Hacienda.

En efecto, este es un paquete presupuestario que, de momento, no pone en riesgo la estabilidad macroeconómica del país. Se cinceló en los bordes, para no causar nerviosismo en los mercados. Este es un paquete que está en línea con el consenso de expertos, organismos internacionales y calificadoras. Está dentro del marco de los gobiernos “bien portados”. Pasan las semanas y los grandes fondos -calificadoras- sonríen y expresan su beneplácito.

En efecto, no exagera las cifras, el PIB ronda y rondará el 3 por ciento, ahora y en 2024. Es una buena noticia, pero recuerden siempre, que venimos no de planta baja, sino del segundo sótano, por lo que nuestro crecimiento de 3 por ciento, siendo realista, también es insuficiente. 

La inflación, el tipo de cambio y el precio del dinero no observarán saltos bruscos y todo eso es creíble. 

En efecto, la nueva deuda, el aumento del déficit, puede ser asimilado sin causar crisis o inestabilidad en el siguiente año. Pero no se puede obviar el hecho de que no se contrató deuda, ni siquiera para atender la pandemia cuando las tasas de interés estaban en mínimos históricos. Ahora se contrata deuda para cerrar un sexenio repartiendo dinero a manos llenas con las más altas tasas de interés registradas en décadas. Mal negocio.

Y finalmente, el Estado mexicano tendrá un gasto de 9.2 billones de pesos, 4.9 por ciento superior a 2023 en términos reales. Sorprende por su magnitud: un déficit público de 4.9 por ciento del PIB, el nivel más alto desde 1990.

En síntesis, es un esquema presupuestario que no invoca a la maldición de las crisis sexenales, mantiene tranquilos a los mercados, satisfechos a los grandes deudores, tal y como ordena la ortodoxia, desde hace 40 años. ¿Contentos?

Pero, ¿Dónde quedó el supremo mandamiento de esta administración que consistía en “no endeudar al país” y “no endeudar al pueblo” repetido cientos de veces?

Estamos hablando de contratar nueva deuda a tasas de interés muy altas, por la friolera de 1.7 billones de pesos. Se trata del último ejercicio de una política económica que en cinco años, no supo ni quiso cambiar los fundamentos de la ortodoxia conservadora mantenida a plomo y piedra, incluso, durante la emergencia de la pandemia, pero que ahora, súbitamente, se rompe para atender las emergencias electorales, por lo visto, las únicas que importan a este gobierno. Una propuesta descarnada de un presupuesto completamente metido en el ciclo electoral.

En el último año de López Obrador no habrá austeridad, sino gasto para entregar la mayor cantidad de dinero líquido que sea posible a quien lo reciba agradecido. No habrá superávit, sino el mayor déficit del sexenio combinado con menor gasto en educación, menor en salud, menor en medio ambiente, menor en infraestructura pública, recortes inauditos al Poder Judicial, al INE y al conjunto de órganos autónomos.

No se trata de un presupuesto que se proponga una expansión económica en los siguientes años, pues la inversión pública se mantiene en los niveles previos y prevé continuar así en 2024, como en el 2025.

Obsesionados por el ciclo electoral, de este presupuesto emerge una elección de Estado. Lo que hemos visto hacer, lo que están haciendo, ahora con el presupuesto de la nación y lo que harán en los meses siguientes para conservar el poder en las elecciones de Estado de 2024… a como dé lugar.

Pues si: de eso se trata el Presupuesto de Egresos de la Federación.

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