jueves 28 marzo 2024

Periodismo actual. Callar la verdad

por Alejandro Vázquez Cárdenas

Por definición el periodismo es una profesión que se centra en la recolección, síntesis, procesamiento y publicación de datos de carácter actual. Para cumplir correctamente con su función el periodista recurre a fuentes confiables, creíbles y pero sobre todo verificables aprovechando para esto su propia experiencia. El periodista tiene como ineludible función primaria el deber de informar con veracidad a sus lectores.

Nunca está por demás recordar la importancia de esta profesión; es esencial para la transparencia y la libertad de expresión en cualquier sociedad democrática. Pero su labor no está exenta de riesgos, sabemos, la dolorosa experiencia así lo muestra, que en regímenes autoritarios tipo dictadura, la práctica periodística se convierte en una tarea peligrosa que puede poner en riesgo la vida tanto de los propios periodistas como sus familias.

En América Latina muchos periodistas han perdido sus vidas mientras ejercían su profesión en países con una dictadura. Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) los países mas peligrosos para los periodistas son México, Colombia y Brasil con altas tasas de violencia y falta de protección efectiva. Para mayor precisión, de 2000 a la fecha, ARTICULO 19 ha documentado 157 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor. Del total, 145 son hombres y 12 son mujeres.

La situación es peor en países como Venezuela y Cuba, donde el gobierno controla los medios de comunicación y censura las noticias que no son de su agrado. En Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro ha perseguido a periodistas independientes y cerrado medios de comunicación críticos. Muchos periodistas han sido detenidos y torturados por las fuerzas de seguridad del Estado. En Cuba el asunto ya está resuelto, ahí toda la prensa es oficial, para efectos prácticos no existe prensa libre, nada, cero, ni un solo folleto, vamos, ni una hojita.

Además de los previsibles peligros físicos, los periodistas que trabajan en regímenes autoritarios a menudo enfrentan presiones económicas y políticas, que pueden llegar, ya lo hemos visto, al despido fulminante de los medios donde laboraban; hay una larga lista en México. Otra realidad que padecemos son los periodistas pagados para que escriban solo noticias favorables al gobierno, lo que anula todo rastro de objetividad al convertirse, voluntariamente, en simples amanuenses. Otros sencillamente son coaccionados o amenazados por el gobierno o por grupos criminales para que no publiquen noticias que puedan ser perjudiciales para ellos.

La falta de libertad de prensa y la censura son dos de los principales problemas que enfrentan los periodistas que trabajan en regímenes autoritarios. No es el caso de México -aun no llegamos a estos extremos- pero en ocasiones los periodistas tienen que trabajar en condiciones de clandestinidad para evitar la persecución del gobierno o grupos criminales. Lo que si ya tenemos una autocensura que limita la información disponible para la población, lo que a su vez restringe la capacidad de la sociedad para tomar decisiones informadas.

Pero a pesar de los riesgos, muchos periodistas han seguido trabajando con valor y determinación para informar a la población sobre la real situación en sus países. Y eso habla muy bien de ellos. El periodismo independiente es esencial para mantener la transparencia y la libertad de información en cualquier sociedad democrática, y los periodistas independientes que trabajan en regímenes autoritarios a menudo son la única fuente de información veraz y objetiva para la población.

Es imperativo que se tomen medidas realmente efectivas para proteger a los periodistas y garantizar la libertad de prensa en México, ya que a la fecha todas las instancias y las leyes que se han diseñado son poco menos que papel mojado. Son inoperantes, irrelevantes, lastimosamente ineficientes.

Además, es necesario que los gobiernos respeten los derechos humanos y las libertades civiles y políticas, incluyendo la libertad de expresión y la libertad de prensa. Solo así se podrá garantizar que los periodistas puedan ejercer su profesión sin temor a represalias y que la sociedad tenga acceso a información veraz y objetiva.

Concluyo, el ejercicio del periodismo en regímenes autoritarios es una tarea peligrosa. La falta de libertad de prensa, las amenazas, la compra de periodistas “a modo” (amanuenses) y la censura limitan la información disponible para la población y por lo tanto limitan la capacidad de la sociedad para tomar decisiones informadas. Y sin una correcta y oportuna información las decisiones que tomen los ciudadanos serán deficientes o verdaderamente catastróficas. Y el resultado lo padeceremos todos.

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