sábado 18 mayo 2024

Revistas marginales: vivir al día

por Humberto Sesma Vázquez
Ilustración: Lostbooks

Desde hace años las revistas marginales (o independientes, como las cataloga el Conaculta), entiéndase aquellas que no son financiadas por empresas o corporativos editoriales grandes ni tienen oficinas o incluso talleres propios, atraviesan por una grave crisis de sustentabilidad, debido fundamentalmente al poco interés del Estado en sus proyectos, a la carencia de políticas públicas de apoyo a largo plazo vía compra de espacios publicitarios, al abierto desdén de la iniciativa privada para anunciarse en ellas y un tanto, también, a la falta de visión empresarial de sus editores.

En el Distrito Federal, tan sólo entre 2000 y 2008, han dejado de editarse por lo menos una veintena de títulos algunos cuyo inicio se remonta a los años 90 entre ellos El Huevo (con todo y sus altos ingresos en comparación con otras revistas marginales, pues según la Segob, con datos obtenidos vía ley de Transparencia, esta publicación recibió por ventas publicitarias al gobierno federal, diez millones 307 mil 100 pesos entre 2001 y 2007), Macrópolis, Rino, Paréntesis, Economía Nacional, Laberinto Urbano, Arcana, La Galera, A quien corresponda, La pus moderna, Equis, Viceversa, época, La Mosca, Fem y últimamente FemDF, la más reciente desaparición; y trabajan con números rojos otras tantas, que hacen un esfuerzo extraordinario por no salir del mercado.

De acuerdo con Claudia Alcalá, coordinadora de estadísticas de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), con datos a mayo de 2008 basados en cifras aproximadas de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas en nuestro país hay registrados mil 625 títulos de revistas, casi 22% más que en 2006, de distintos géneros y periodicidades editadas por 746 empresas del ramo, contra las 542 que registró en 2006. A pesar de este crecimiento, las revistas marginales van a la baja. Y eso sin contar con aquellas que no están bajo registro alguno.

De esos títulos, el Padrón Nacional de Medios de la Segob registra únicamente 812 a nivel nacional, mientras que el Sistema de Información Cultural (SIC) del Conaculta, que contiene el Catálogo de Revistas de Arte y Cultura, tiene registrados 331 títulos de revistas de Arte y Cultura en el país, de las cuales sólo 126 son independientes, que corresponden a un aproximado 8% de la oferta editorial total registrada en las estadísticas de CANIEM al 2008.

Hasta hace dos años en el Distrito Federal se editaban el 54.19% de ellas, y el resto se repartían de la siguiente forma: Jalisco ocupaba el segundo lugar con 17 títulos y Baja California Sur, Colima y San Luis Potosí con un título respectivamente, mientras que en Tlaxcala no se publicaba ninguna1. Hasta 2007 el SIC registró oficialmente en Hidalgo Babel La Revista, aunque ésta se fundó en 2005, por cierto esta publicación acaba de obtener la beca Edmundo Valadés de 2008. Esta tendencia se ha mantenido.

La propia SIC dividió en 14 los géneros de los contenidos de las revistas independientes: Antropología e historia, Arquitectura, Artes Visuales, Arte y cultura, Cine y video, Comunicación, Cultura Infantil, Culturas Populares, Danza, Difusión Editorial, Literatura, Música, Patrimonio Cultural y Teatro, no obstante que la inclinación de las publicaciones independientes es precisamente el abordar casi todos esos géneros, de Análisis Político o Medicina, por ejemplo, no hay ni un rubro, a pesar de que existe una revista marginal dedicada a la salud: Holisticando, dirigida por Hernán Silic.

Sobrevivencia: el gran reto

Las revistas marginales recurren para su supervivencia, la mayoría de las veces, a las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), de las más socrridas es la Edmundo Valadés y el Programa Cultural Tierra Adentro, que de acuerdo con sus resultados 2008, dará apoyo a 16 revistas del interior del país y seis del Distrito Federal, donde el monto mínimo autorizado es de 60 mil pesos para Gaceta Literal, Literatura y Gráfica, y la máxima es de 150 mil pesos para La Tempestad, ambas del DF. Con todo, estas becas apenas cubren el proceso de producción.

Las revistas que no obtengan becas tendrán que recurrir a otros mecanismos de financiamiento, que van desde peticiones a gobiernos estatales o municipales, como es el caso de la revista oaxaqueña Plan de los Pájaros, que no recibe apoyo por parte de la secretaría de Cultura del estado, pero subsiste gracias al esfuerzo del grupo del Taller Literario de la Asociación y a la beca Edmundo Valadés. Pero al terminarse el recurso del Fonca, tendrán que plantearse mecanismos para sostenerla. Las 16 becas autorizadas este año sólo cubren al 12% del total de las revistas marginales. Las demás, sobreviven y dependen de la publicidad estatal y de ventas de garage y cooperacha entre colaboradores, amigos y familiares.

En algunos casos, los propios editores pagan de sus bolsillos la impresión, como Lorena Oviedo, directora editorial de FemDF, quien enfrentó, además, el desdén de la iniciativa privada: La realidad de ser una revista independiente es que los anunciantes no respetaban los plazos, los pagos, teníamos pocos colaboradores y no pudimos aguantar. No contamos con el apoyo delegacional y menos de la iniciativa privada. Nos quedamos en el camino de los trámites burocráticos. La revista ha dejado de editarse en septiembre.

La idea de una revista marginal es abrir espacio a jóvenes creadores y generar una dinámica que les permita ser autogestivos. Algunas únicamente imprimen su portada en offset y las páginas de contenido se reproducen mediante fotocopias. La distribución se realiza en lugares no autorizados, como refirió Manuel Noctis, director y editor de Clarimonda, revista independiente de Michoacán.2

A esta serie de problemas por subsistir, hay que añadir la abierta indiferencia que estas publicaciones reciben de parte del gobierno, como en el caso de Generación, a la que este año, sin mayor explicación, le fue cancelada la publicidad institucional, según señaló su director, Carlos Martínez Rentería: Este año la secretaría de Cultura de gobierno del DF de una manera siento yo un tanto grosera, porque no hubo una explicación de por medio, nos retiró su publicidad aun cuando habíamos tenido un compromiso con su titular, la señora Elena Cepeda de León. No sé por qué. Le he mandado cartas preguntándole qué está pasando y no hay respuesta.

También hay por ahí una funcionaria de Bellas Artes que se empeñó en quitarnos la publicidad de una manera salvaje. Y lo logró. No tenemos publicidad del INBA gracias a esa funcionaria del área de comunicación, y de cuyo nombre no quiero ni acordarme. Por su parte, Conaculta nos ha dado publicidad, pero hace dos meses que no nos pagan. Y en efecto, Generación ha tenido una baja en sus ventas publicitarias al gobierno federal. Según cifras de la Segob la revista ha tenido un descenso en sus ingresos, que va de los 343 mil 850 pesos percibidos en 2003, a los 111 mil 320 pesos en 2007.

Señaló también que es muy importante romper con ese concepto idílico y un tanto tramposo de la independencia. Yo no creo que exista una sola publicación que pueda considerarse independiente, en la esencia de lo que significa la palabra. ¿Independiente de qué o con relación a qué? Los recursos tienen que salir de algún lado, de la venta de la revista, de la solida-ridad de los colaboradores y principalmente, de la publicidad. Hay muchas publicaciones que presumen de independencia porque no tienen publicidad del Estado, pero sus contenidos no representan nada que valga la pena.

En ese sentido, Generación tiene pequeños intercambios con bares, restoranes, pequeñas empresas que aportan una mínima cantidad que no deja de ser significativa, pero que no cubre los gastos de producción de la revista. La publicidad de Conaculta y de algunas instituciones gubernamentales, tanto federales como estatales, es la que realmente garantiza la publicación.

Para Martínez Rentería es indispensable transparentar la distribución gubernamental de publicidad: Eso es muy importante. Yo tengo entendido que en Europa existe un consejo colegiado interdisciplinario que decide los presupuestos publicitarios del Estado. Un consejo donde hay intelectuales, periodistas y especialistas en medios, entre otros, porque en primer lugar ninguna publicación cultural podrá competir con una publicación comercial. Tengo entendido que en Segob existe la política de que publicaciones que no tienen grandes tirajes, pero que tienen una función de divulgación cultural, tengan acceso a publicidad. Al parecer sí está autorizada esa dinámica, pero no hay ninguna regulación formal al respecto.

Es un hecho que ninguna publicación cultural en este país puede vivir de su tiraje. Yo sí creo que es muy desproporcionado el porcentaje que reciben medios comerciales o empresariales a la que pueden recibir publicaciones como Generación. Con toda la poca publicidad que yo vendo apenas alcanzo a cubrir gastos de producción. Creo que sería necesario crear un consejo colegiado que propiciara que la publicidad se distribuyera de una manera más democrática. De todos modos yo esperaría unos diez años más de Generación.

Apoyo oficial: necesario

El recurso más viable para sostener a los proyectos editoriales marginales en su mayoría de carácter cultural es la publicidad gubernamental. Sin embargo, para llegar a vender un espacio al gobierno, hay muchas trabas. Una de ellas es la discrecionalidad con que las autoridades manejan los presupuestos correspondientes, que está sujeta a conveniencias y, en buena medida, a supeditar contenidos.

Eduardo Ibarra, director de Forum, se queja de que hay un boicot publicitario contra su revista. No obstante las cifras de Segob dan a conocer que durante los últimos tres años ha mantenido un ingreso promedio anual de 442 mil pesos por venta de espacios publicitarios al gobierno federal, que es mayor a lo percibido por Cuartoscuro, Generación o Zócalo, por ejemplo. En esta misma edición puede ver más información al respecto.

Por otra parte, Ibarra Aguirre insiste en apoyar las iniciativas sobre el tema de la transparencia publicitaria estatal presentadas por el senador Carlos Sotelo y la diputada Valentina Batres: No la he estudiado como para dar una opinión, pero ahí hay una sugerencia muy clara: el simple hecho de que se legislen los porcentajes para distribuir la publicidad, una partida para lo que ellos llaman publicaciones alternativas, un consejo ciudadano, un presupuesto aprobado por el Legislativo y supervisado en sus pautas por este mismo órgano. Estos legisladores son del PRD. En la Asamblea Legislativa del DF hay otra iniciativa de Alternativa Socialdemócrata. En el Congreso mexiquense hay una iniciativa desde hace tiempo.

Razón de Estado

Para el otorgamiento de la publicidad estatal existen sólo los lineamientos que año con año emite la Secretaría de Gobernación; sin embargo, hasta la fecha han resultado insuficientes, pues permanecen vicios como la concentración y discrecionalidad.

Y a diferencia de lo que pasa en México, varias democracias consolidadas en Europa consideran la figura de subvenciones a la prensa como una forma de fortalecerse. Francia, por ejemplo, fue el primer país de Europa en introducir un sistema de subvenciones, que comprendía una compleja serie de ayudas indirectas y directas puesto en marcha inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial y sigue siendo uno de los más generosos. El sistema fue introducido para fomentar el pluralismo entre los periódicos y estimular el acceso de los lectores a diferentes fuentes de información (etcétera, julio de 2008).

En nuestro país, la ex senadora Dulce María Sauri presentó en 2006 la iniciativa de Ley Federal de Comunicación Gubernamental a la Ciudadanía. El objetivo era encomiable, pero frágil por los eslabo-nes normativos que establece para alcanzarlo, la insolvencia de la propuesta estuvo en las omisiones. Una central es que no estableció criterios para que el gobierno asigne publicidad a los medios. Por esta razón la iniciativa no se consolidó.

En octubre de 2007, Valentina Batres presentó una iniciativa referente a la publicidad gubernamental que tampoco logró prosperar; ambas propuestas son un buen punto de partida para una discusión que necesita llegar a buen puerto.

Actualizarse o morir

Adicionalmente a los problemas económicos de las revistas marginales, subsiste el de la actualización. Muchas no tienen página Web (como Generación, Pléyade, Plan de los Pájaros, La Guillotina, Identidades, Palestra y otras más) y ni siquiera se han planteado ya sea por la evidente falta de recursos, de personal o de tiempo en abrir un blog.

La innovación y la actualización en los recursos mediáticos puede ser un factor tan importante como la venta de espacio, que los pone contra la pared para sobrevivir al día.

1 Catálogo de Revistas de Arte y Cultura. México, Conaculta, 2006.
2 La Jornada, Michoacán, 24/VII/08.




La experiencia en los estados

Abraham Ortiz, director de Luna Zeta, de Oaxaca, señala que tampoco hay información al respecto para editores: Hay muchas revistas que no tienen empuje para seguir trabajando. Nosotros trabajamos de manera independiente, a través de beneficios como la beca Edmundo Valadés del Fonca, así como con la cooperación voluntaria de quienes participamos en ella, o a través de publicidad, en su mayoría de las galerías de arte (que hay muchas en Oaxaca) que se anuncian con nosotros, y eventualmente, con alguna publicidad del gobierno estatal.

Nosotros no nos hemos beneficiado de la publicidad federal, porque no tenemos todos los registros y los trámites son muy costosos, aunque no hemos tenido problema con ello. Con el gobierno estatal hemos buscado acercamiento y hemos logrado venderles espacios publicitarios sin que afecten nuestros conceptos editoriales.

Uno de los graves problemas de las revistas independientes es la casi nula información sobre cómo poder acceder a la publicidad del Estado. Se debería difundir e informar a los editores sobre esta posibilidad (de obtener publicidad), las formas, las estrategias, los requisitos y establecer criterios para la distribución de esos recursos.

Naufragio editorial

Una razón más que lleva a las revistas independientes a cerrar, es la casi nula visión de empresa de sus editores. Sobre el cierre de El Huevo, su director, Nicolás Alvarado escribió en etcétera (febrero de 2008): Durante sus escasos y atropellados 48 meses de vida editorial, Memories habría de erigirse en proyecto tan osado como valioso: una publicación bimestral dedicada a presentar reportajes, digamos, en blanco y negro, a contar las historias del pasado con garbo literario y puntualidad periodística, así como a actualizar y contextualizar su posterior devenir (&)

Si recuerdo ahora mi querida Memories es porque yo mismo acabo de dar muerte clemente a la revista El Huevo que, como aquella atrevida que se propusiera fundir pasado y presente, cometiera la sana osadía de acercar alta cultura y cultura popular. Memories como El Huevo no son, por desgracia, lamentables hitos aislados: son síntomas de un mercado editorial global empobrecido, hijo de unos lectores, y sobre todo de unos anunciantes, que se sienten felices de vivir en un mundo dominado por el National Enquirer y por TV Pasillo, pero también de unos editores (&) que no hemos sabido desarrollar estrategias creativas y originales para remar contracorriente.

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